A veces un objeto sin
valor alguno puede ser considerado un tesoro por alguien. En 1981
realizaba el servicio militar en la Factoría de Subsistencias de la
Armada en El Ferrol (La Coruña) y los fines de semana desayunábamos
phoskitos. Mi amigo Tejero me dio esta paleadora que consiguió con estos pastelitos y el tesoro es el recuerdo de aquellos días y de aquellos
amigos. En 1974 iba a la Escuela de Idiomas a aprender francés con mi
hermano Mauricio y nuestro amigo Ricardo Juan Luengo Gómez. Por el
camino a veces jugábamos, nos empujábamos a los charcos, nos tirábamos
piedras... Una de esas piedras la guardé y el tesoro es el recuerdo de
aquellos días.
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